Guanajuato es como un mar o como un lago, como un cuerpo de agua, pero de concreto viejo.
Oxidado y en vez de peces, gente.
Y puedes nadar en ella caminando, solo caminando.
Guanajuato es como fiesta. Pero nunca sabes donde está, solo es la algarabía y las luces de un festín que existe, que se escucha y que se siente, pero que no está presente.
Guanajuato es una mezcla de estilos de edificios viejos, antiguos y más viejos.
Hay un punto en la ciudad en la que ella es vulnerable (la ciudad), expuesta, inofensiva. Quieta.
Y desde ese punto débil de la ciudad, espiar sus azoteas, ver la vida de los otros, como cambia, como avanza, como fluyen en ella.