Todos tuvimos ese momento sencillo en que no nos preguntamos nada más, porque nos dimos
cuenta de que no somos nada más.
Polvo
que se esfuma entre los muebles,
bruma que se acaba a las diez de la mañana, pensamientos efímeros de un sueño justo antes de despertar.
Todos
somos, al menos por un segundo,
espectadores de otros momentos sencillos y pensamos en dejar de ser lo que nos
complicaron, ser instinto, ser
pasión,
ser arte y desear ser eternos para poder sentir algún placer sublime, de esos
que no existen.
Y no sé, hacer
eterno ese momento tan deseado, cuando se va a
terminar esa canción que tanto estuviste esperando escuchar, que la pasaran en
la radio, en el playlist o en tu casa o un vecino de repente. Justo ese
instante, cogelarlo o alargarlo, no se,
hacer de él lo que nos plazca, porque finalmente, el tiempo es relativo, es un instante o una eternidad según convenga.
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