domingo, 24 de junio de 2012

Lo que no expresas, se vuelve más fuerte.











Cuando vuelva, quiero imaginarme un mejor atardecer, para no dormir agobiado, pensando en el pasado, queriendo comenzar a dar los pasos que nunca dí, en mi imaginación. 

Abogar por un mundo menos patético y alentado por las marchas de gotas que caen, sobrevivir sin ahogarme perdido en ellas.
Justo cuando el cielo se vaya a caer, levantarme de la nada, salir riendo a carcajadas y pensar que no ha terminado nada. 
Preguntarme hasta cuando he sido feliz, cuantos pensamientos se me han volado de la jaula de rincones espaciosos. Abogando que no hablen, que no toquen, que no insten, que no sientan, que no vuelvan a aparecer. 

viernes, 22 de junio de 2012

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Lealtad de un extraño


La simpleza de las cosas radica en como la disfrutas; la vida. La simpleza de la vida a veces la encuentro en la mirada de un cachorro que no solo esta ahí para morder, ladrar o respirar.


A veces nos cuestionamos demasiado la existencia, nos cuesta creer cosas o que nunca entenderemos su razón,


Olvidamos que la esencia está en cualquier parte, en cualquier acción. Olvidamos que podemos tener compañías extrañas que darían todo solo por seguir a tu lado. Yo aún no me explico muchas cosas. 
Como el porque la necesidad y placer de caminar o pasear por las calles y los parques. La insistencia de morder sin lastimar, de jugar aunque no entiendas el juego, de correr a su lado, de contar sin que te entienda. Yo aún no me explico ni me quiero explicar, en que consiste la lealtad de un cachorro a un humano. 

martes, 19 de junio de 2012

Pensamiento desde la ventana de mi cuarto

Me voy a morir, de todas formas. No quiero que nadie me escuche en este silencio armónico.
Desearía que las aves me llevaran con ellas, mostrarme un mundo existente en este, desconocido.
Que las ramas hagan de mi sus nidos y los nidos se vuelvan hogar de las palabras que nunca fueron pronunciadas.
Volar cuando este abajo, caer cuando este arriba. Y desde ahí empezar a creer que nadie va a querer morir, porque desde arriba no perdemos vista de ningún detalle, de ninguna persona, de ningún edificio, sonrisa o carcajada. De amantes y desamores, de perros y de otras mascotas. Del campo, del concreto, de los tejados y de las sábanas blancas colgadas en el tendedero. De todo, de nada, de tanto mundo.