jueves, 16 de julio de 2015

Un viajero más; Ilustración y Texto



Siempre intenté ser mi propio mapa, guardar la calma, dormir.
Pero de pronto, me pareció más sensato mirar el horizonte y tratar de cruzarlo.
Mis pies tocaron los huesos de la tierra, mi alma escapó y entre la selva se fundió con ella.
No quiero mirar otra cosa que por fuera, no sea un camino llevadero. Una ola que me aviente, unas vías que no tengan fin, unas rocas que desde lo alto, pueda ver en donde estoy.
Mañana quizá no quiera volver, mañana quizá encuentre el final del horizonte.

miércoles, 15 de julio de 2015

Tobías se pregunta de su tierra; Ilustración y Texto



Tobías


¿A que te recuerdan esos sabores? ¿crees que exista algún olor que funcione como máquina del tiempo?
Estoy seguro que la cultura trasciende las fronteras del tiempo y la distancia, ¿Qué será de nosotros cuando ya no exista nada?
¿Qué será de mi hablar cuando ya nadie pueda escucharme? ¿Crees que el eco viaje todo el tiempo o que una cueva guarde mis silencios que no le conté a nadie más que al viento?
¿A donde va a parar las prendas que me gustan? ¿Que pasará con esos colores de las telas, se impregnarán en las pencas del nopal o en los mezquites?
¿Y mis pies? ¿Se quedarán descalzos o buscarán refugio debajo de las piedras de los ríos?

Mañana nos toca migrar, cruzar el mar, cruzar palabras, cruzar idiomas y montañas. 
Los lagos crecen y los desiertos parecen florecer esperando que mañana, mi recuerdo también trascienda el polvo, también trascienda el olvido.


domingo, 12 de julio de 2015

Himno a la Soledad; Fotografía y texto

¿Como pensar sin alguien adentro?

Todos los días despierto y me recuesto de nuevo, sin miedo a perder el tren o sin miedo a perder las respuestas porque se que con los días, todas las preguntas dejarán de ser preguntadas y todas las respuestas dejaran de ser interesantes. 

No me dan miedo las alarmas punzantes, no me dan miedo los días nublados y fríos. No me dan miedo las camas matrimoniales ni los ocasos a solas.

Que si desayuno caminando por la calle o en la casa o en la cama, es igual.
Que si camino solo al trabajo, al centro o a cenar, es igual. 

No me importa la soledad. No me importan los bullicios o los silencios. No me importan las caricias o las caídas, no me importan.

No me fijo en el espejo todo el tiempo, no me fijo si impresiono todo el tiempo, no me fijo.

No pretendo llenar todos los espacios, no pretendo llenar la cama ni pretendo llenar el baño con otra toalla, no pretendo.
No me asusta caminar solo en la playa, ni rentar un perro para vaciar mis palabras que no puedan ser expresadas, no lo haré.

Cuando llega la noche no me asusta respirar sin otro aliento, no me asusta no encontrar las sandalias debajo de la cama, no me asusta si me quedan grandes las cobijas, puedo caminar descalzo, no me asusta.

No puedo esconderme dentro de un árbol, no puedo volar dentro del mar ni puedo secarme los pies mientras la marea va, mientras la marea viene. No quiero escapar, no puedo.

Puedo levantarme al otro día, darme un baño de agua fría y seguir abriendo el corazón, es sensato.
Puedo enviar un Hola al azar, un saludo a la distancia o un buenas tardes al pasar. Puedo.
Ya no tengo miedo, ya no tengo miedo de mi, ya no tengo miedo de ti, ya no tengo miedo de la edad que tenga el futuro. 

Ya no tengo miedo de escribir palabras, ya no pienso en su destino, ya no pienso en ser distinto, yo soy así. 
Se que puedo comenzar mañana, pasado o la siguiente semana, se que puedo llorar, se que puedo abrazar y ser abrazado, se que puedo sentir, se que puedo amar, yo puedo.























domingo, 15 de marzo de 2015

Ilustraciones-Tarjetas; Personajes Ciencia Ficción

FICCIONANTE

Adivina el personaje...




Celaya; Mi ciudad. Diferentes facetas


a y a

Un lugar en el universo, no es un rincón, es un conjunto de elementos
que interactúan con los sentidos de quien toca el muro, olfatea el oxígeno que cada especie diferente de árbol exhala. El piso que tocas, el asfalto por el que caminas, el cielo, que a veces gris, a veces azul y a veces de noche cubre.


Tan grande que te perderías, tan pequeña que te encontrarías en un parque de tu infancia.
Y mientras allá afuera todo crece, el centro se cierra para conservar la esencia de lo que un día fue la Villa.