sábado, 13 de septiembre de 2014

Texto: Lo que nunca sobró.

Fue un asunto breve, pero lleno de ideas que emergieron a su cerebro en menos de cinco minutos.
Fue una copa de vino tinto y una ligera charla entre risas a las once de la noche. Con un poco de tráfico allá afuera, con un poco de smog por la ventana, con un poco de prisa por ir a conocer aquellas sábanas que había comprado en Praga.
Pero algo faltó, faltó un buenas noches o tal vez una mirada, o no se, tal vez faltó contarle su último viaje a la playa o confesar el sabor de su fruta favorita de cada mañana. Porque con los años, faltaron las ganas de cuidarse, de decirse como anuncios lo que sienten, lo que cada caricia les provocaba o esta, no les provocaba.
Faltó suicidarse en cada pelea para luego revivirse en la azotea, a besos, a sexo.
Faltó una visita repentina a su ciudad, a su casa, a él y a su persona.
Faltó quererlo más, faltó entenderlo más, Faltó dejar un poco el mundo por él o compartir el mundo con él.
Faltaron las ganas de demostrarle al mundo quien eres.