domingo, 26 de agosto de 2012

Diseño: Jugando con Photoshop: Árve

Yo no soy un experto en esto. De hecho, es lo primero que he hecho en Pshotoshop.


El pájaro que se convirtió en un árbol



El pájaro se postró en la rama y se convirtió en una raíz lentamente. 
El pájaro se convertía en un árbol lentamente, el pájaro se convertía.



domingo, 19 de agosto de 2012

La ciudad de donde vengo.

No es tan fácil buscar lo interesante viviendo en una plancha de concreto con árboles, rodeado de campo, de fábricas, inmerso en casas, escasos edificios viejos, ruido automovilístico. Donde de vez en cuando se asoma un edificio de cristal verde, donde de vez en cuando encuentras un parque. Donde de vez en cuando hay arte, donde hay mucha gente, muchas calles, muchos nombres. Donde se asoman los montes a lo lejos, llueve mucho, llueve poco, donde tengo una azotea desde donde veo toda la ciudad morir. 
Ahí vivo yo, cuando no estoy allá.





jueves, 9 de agosto de 2012

Breve recuerdo de aquel lugar

Y las casas salían de los cerros, las ventanas salían a la vista de los techos y las personas se perdían entre estrechos espacios entre paredes viejas y puertas de madera que rechinaban con el tacto. Torres, palacios y cantera. Gente, ruido y festivales con luces y sonidos. Así es aquel lugar de donde vengo.



miércoles, 18 de julio de 2012

Miércoles nublado de la tarde

Cada vez más forma parte de mi vida, cada vez pudre más mi alma. Cada vez me desvanezco en mi habitación sin que nadie me escuche partir. Veo la ventana y me da miedo escapar, creo que me quedaré dentro, hasta que alguien pueda sacarme y revivir mi sentido.


viernes, 6 de julio de 2012

El dilema de los Amantes

¿Porque se esconden los amantes? Bajo las ventanas, no son vistos. Y si las suplicas movieran los deseos, yo con ansias te hubiera encontrado, desnudo, manchado de deseo.
¿De quien se esconden los amantes? Si con el titubeo de las ramas basta para ser discretos, que un gemido baste para ser sincero, y que se pierda con los horizontes de los cuatro puntos cardinales.
Todos vivimos juntos, a grandes distancias.
Todos nos buscamos mutuamente, pero no nos vemos las caras, nos perdemos en la multitud. En el fondo, nadie quiere dormir solo, pero temen meter a alguien en su cama.
Pasamos juntos en la calle, nos golpeamos los hombros y quizá pedimos una disculpa. Y cuando llegamos a la intimidad de nuestro cuarto, comenzamos a desear que alguien nos platique un día cotidiano.
Al final, cerramos la ventana. Y esperamos.