lunes, 19 de diciembre de 2011

Aquel extraño visitante


Allá por medianoche, por las calles más extrañas, con los nombres más extraños y la gente más distante, te conoceré. Me llamarás por mi nombre, pero antes, te soñaré una noche. Háblame, dime cualquier cosa. Cántame, cuéntame una historia, hazme creer de nuevo que no me quedaré para pensar que no te veo. Que quiero sentir que existo en otra mente, que habito en tu cabeza, en un mundo creado solamente para mí.

Me parece que la melancolía es mi segundo nombre cuando pienso en tu rostro fijamente y mil cosas pasan por mi cabeza, a parte de tu rostro. El rostro de la vecina, de aquel cachorro atorado en el alambre. De aquel vagabundo con talento, del asaltante, del monje de la iglesia y el chofer que todo el día da veinte vueltas a la ciudad.
Y comienzo a caminar, mandando señales a quien no se atreve a divulgar sus pensamientos, diciendo con el alma ¡canta, grita, ladra si quieres…pero da señales de que existes!


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