sábado, 22 de septiembre de 2012

Puras palabras mezcladas en la carretera


¿Cómo describir ese sueño?
Pensar que no tengo ansias y que lo que escribo, no despierte mis pesadillas.
Cuando despertemos, quiero que el tacto se vuelva piedra, pero por dentro, circulen venas, circule sangre, circules tú.
Que mañana sea un día que nunca más exista, que nunca existió y que mientras el camino nos mueva, en tus ojos encuentre un mar, que necesito, que me navegue, que me apacigüe, que me libere dentro y que me vuelva a preguntar como describir este sueño.

Después, quiero seguir pensando que sigues aquí, describirte con la mirada, hacerme miles de preguntas sobre ti. Pensar, que olemos el mismo concreto, que vemos los mismos edificios y los mismos pájaros en los mismos árboles de siempre.
Y si la ciudad no nos ha absorbido, correremos por las calles entre la gente, viendo las caras de las personas, sonriendo, siendo serias, estando enojadas, llorando, siendo indiferentes.

Cuando se haga de tarde, seguiremos al sol a donde vaya. Huiremos a ese rincón entre los cerros, a ese refugio fugitivo. Fugitivos, seremos siempre fugitivos para estar, crear palabras y silencios. Para estar en espacios mudos llenos de circulación y movimiento de los cuerpos, que desnudos, hablan entre ellos. Que desnudos, no pertenecen a nadie más que al tacto de las manos y la lengua, la saliva como un estimulante, el semen como pacto y los pájaros de la ventana como testigos de una escena que se quiere repetir todos los segundos del reloj.




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