sábado, 5 de junio de 2010

La vida es una proyección.









Una proyección donde las caras de las personas cambian y se refleja lo que llevan por dentro de sus corazones, por que se que dentro de ellos se esconden, tímidos, inusuales, callados; pero con ganas de gritar, absurdos, con ansiedad muerden las salidas, quieren escapar, quieren ser, quieren volar, pero no pueden.
Por dentro quieren irse a algún lugar más bello después de la muerte, pero nadie quiere seguir muriendo.
Callan, confiesan superficialmente, pero a través de su cuerpo se aparentan y no lo notan, lo esconden, lo guardan celosos, son intransigentes.
Mienten fríamente como si de eso dependiera su supervivencia, y se preguntan todos los días ¿como es que el mundo humano puede ser tan cruel y despiadado?, pero lo callan y crean el sufrimiento.
Pues tan solo somos cuerpos ambulantes, jaulas sin llave y almas encerradas en un mundo que aún después de dos mil años no entendemos.


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