sábado, 22 de octubre de 2011

ausencia


MERCADO HIDALGO, Guanajuato, GTO.

Aún cuando su interior no luce arquitectónicamente barroco, la aglomeración de colores y texturas que inundan su interior, pretenden llenar cada vano en aquel mercado de aquella ciudad ya conocida.

Pero aun a pesar de todo eso, existe una ausencia casi imperceptible que le da personalidad a este lugar. No es la fruta ni la verdura, las especias de la india o de aquel campo, ni la carne o las cabezas de los cerdos mutilados. No es la gente que no compra artesanías en el segundo piso. No es nuestra señora de Guanajuato o el padre Hidalgo con su estandarte de la morena. No son los turistas que inundan el lugar o los puestos de comida que llenan de olores los pasillos.
Es la luz que las ventanas no permiten penetrar. Como si no fuera digna del lugar, a penas rayos tímidos se atreven a asomarse y refrescar las frutas para que esten frescas en las manos.
Esta ausencia de luz, por así llamarle, nos deja ver otros contrastes que en el exterior pasan desapercibidos o simplemente no existen. Estos colores, las texturas, los rostros, toman otro significado aquí dentro.










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