martes, 29 de marzo de 2011

Navío






Parte Primera




Una vez, él se cayó de la cama, pasaron horas y a su habitación no entraba nadie. Pudo haber muerto de soledad, en el peor de los casos, o simplemente pudo levantarse por sí mismo y volver arriba y regresar a su sueño. Pero lo que les voy a contar, supera a todos los sueños que quizá hayan tenido hasta ahora, porque esto, no le pasa a cualquier persona, ni a alguien en especial. Estas cosas solo pasan por capricho, del tiempo, de la suerte, de la nada. Pasan, suceden y vuelven a morir, regresan por donde vinieron y no vuelven. No sin antes haber cambiado algo que necesitaba ser diferente, otra cosa, tal vez algo mejor.

En la oscuridad de mi cuarto, tirado en el suelo, comienzo a sentir como una mano me toma por el tobillo, luego dos, tres, después miles y miles de manos tocándome al mismo tiempo mis tobillos, mis pies, mi cuerpo, arrastrándome hacia abajo de la cama, cubriéndome la boca para que no gritara y luego desaparecí entre la nada. Después, solo recuerdo más oscuridad, pero al final, se podía ver una luz.

Al final, caí y había un pasillo muy largo. La luz era muy tenue, casi no se podía ver. El suelo comenzó a moverse y en el pasillo había personas, como si fuera una ciudad, casas con ventanas, gatos, masetas. Las personas eran solo siluetas oscuras y grises. Tiendas, edificios, árboles, flores.

A la mitad del camino, la gente comenzó a observarme, me sentían diferente, tal vez me odiaban, o amaban, querían matarme o besarme al mismo tiempo. Todos querían tocarme para hacer cosas diferentes. Yo Intenté correr pero no podía, intente gritar pero no me salía la voz.

Una mujer se metió bajo mis ropas y comenzó a escarbarme la piel, justo donde está el corazón. No sentía dolor, pero si desesperación. Mis manos movía intentando empujar a la mujer que cada vez se tornaba más escalofriante, le salían colmillos, arrugas y verrugas, sus ojos se volvieron rojos.

Estaba aterrado.. .

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